sábado, 3 de septiembre de 2011

PORQUE LA MEDICINA LO LLEVAMOS EN LA SANGRE

La medicina humana toma en serio no sólo a la enfermedad, sino también la experiencia de la misma. Cuando una persona pasa de estado saludable a uno en donde se ve gravemente enferma, ocurre un profundo cambio en el ser interior y éste debe ser tomado con seriedad. La enfermedad tiene una estructura propia que puede ser entendida, y servir como el punto de partida para una ética de la medicina que es más amplia, más personal y más humana.

El estilo no lo es todo, pero es importante. Para comprenderlo demos un vistazo al hombre o mujer sin estilo; ya que aporta tono y color a todo lo que hacen los seres humanos. El estilo equivocado o su ausencia pueden alinear a las personas y a los grupos. Muchas quejas formuladas por personas de hoy día en contra de los profesionales médicos pueden ser entendidas como quejas contra el estilo. Las personas que atienden al público no pueden ignorar su manera de relacionarse, y esto es tan cierto para el profesional médico como para el sacerdote, o el profesor, o el vendedor. Fundamentar la ética médica en la estructura de una experiencia de enfermedad, con un enfoque en la relación médico-paciente, genera un estilo humano de la medicina que se acopla fácilmente a la perspectiva judeocristiana acerca de la bioética.

La medicina humanitaria arraiga a la ética médica en las razones originales por las cuales las personas deciden seguir una carrera médica. Los doctores necesitan recordar motivación para elegir su profesión. En la mayoría de los casos, ellos quisieron ayudar a las personas enfermas. La educación y la práctica médica en escenarios hospitalarios, impone sus propias normas y sus propios patrones de comportamiento. Las rutinas en los períodos de prácticas hacen imposible que los doctores jóvenes tengan mucho tiempo para considerar las necesidades interiores los pacientes.  Sin embargo, una vez termina ese extenuante período podría tener sentido volver a pensar en las motivaciones originales. En cierto momento de cada profesión, se necesita volver a las raíces. De vez en cuando tenemos que mirar atrás a lo que queríamos ser, a nuestros primeros ideales y a las esperanzas y sueños que teníamos. Si no recordamos dónde comenzamos, u olvidamos recordarlo durante el camino, será fácil perder la ruta.


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